La violencia es hoy un componente
cotidiano en nuestras vidas. Es una manifestación que ocurre en todos los niveles
sociales, económicos y culturales. Esta se ha puesto de manifiesto también en
las instituciones. Dicha violencia fue ocultada, negada y silenciada durante
muchos años por educadores y autoridades, pero evitar y suprimir esos actos
violentos no ha hecho más que empeorarlos. Debemos enfrentarnos a esta
problemática que aumenta día a día. Enfrentarlos significa reconocerla,
analizarla y actuar sobre ella, esta es una manera de trabajar en
prevención. El problema debe
ser tomado sin dramatismo, pero con firmeza y en toda su magnitud. Debemos
evitar el miedo y la angustia que la violencia produce para no caer en la
impotencia y actuar desde una postura reflexiva que nos permita encarar
abordajes acordes a su complejidad.
Pensar en la violencia en la
escuela obliga a definir sus causas, límites y direcciones. Alcira Orsini,
coordinadora general de Orientación y Salud Escolar y del Programa por la No
Violencia en la Escuelas de la Ciudad de Buenos Aires, caracterizó a la
violencia en la escuela a partir de una investigación realizada en el ámbito del
CONICET, donde se definen como violentas las "situaciones, hechos o personas que
expresan conductas consideradas como impertinencias , manifestaciones de burlas
lenguaje obsceno, violación marcada de los códigos de vestimenta, peleas serias
entre personas o grupos, actos de vandalismo que impliquen destrucción o daño de
elementos de la institución y robos".
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